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Se habla de hipertensión cuando la presión de la sangre en nuestros vasos sanguíneos es demasiado alta (de 140/90 mmHg o más).

Cómo prevenir y manejar la hipertensión

Quizás tú o alguien en tu familia viva con hipertensión. Y esto es muy probable debido a que la hipertensión arterial afecta más del 30% de la población adulta mundial.

¿Qué es la hipertensión?

La tensión arterial se refiere a la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes de los vasos sanguíneos, especialmente las arterias, cuando es bombeada por el corazón. Cuando la tensión arterial es elevada, el corazón debe esforzarse más para bombear la sangre a través del sistema circulatorio. Entonces, cuando esta presión está más alta del rango normal, se le conoce como hipertensión.

¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión?

En la mayoría de los casos, la hipertensión arterial no presenta síntomas evidentes. Muchas personas descubren que tienen presión arterial alta cuando visitan a su médico o se someten a una medición en algún otro lugar. Debido a esta falta de síntomas, las personas pueden padecer enfermedades cardíacas y problemas renales sin ser conscientes de que tienen hipertensión.

Sin embargo, existe una forma grave de hipertensión conocida como hipertensión maligna que puede manifestar síntomas preocupantes. Los síntomas de la hipertensión maligna incluyen dolor de cabeza intenso, náuseas o vómitos, confusión, cambios en la visión y sangrado nasal.

¿Estoy en riesgo de sufrir hipertensión?

Existen múltiples factores de riesgo que pueden causar presión arterial alta, algunos son modificables y otros no. Veamos.

Edad:

Con los años aumenta el riesgo de hipertensión. Hasta los 64 años es más frecuente en hombres. Por su parte, las mujeres tienen mayor riesgo después de los 65 años.

Raza:

Aparece a una edad más temprana en personas de raza negra que de raza blanca.

Antecedentes familiares:

Tienes más probabilidades de desarrollar presión arterial alta si tu padre, tu madre o algún hermano presenta esta afección.

Obesidad o sobrepeso:

El exceso de peso provoca cambios en los vasos sanguíneos, los riñones y otras partes del cuerpo. Estos cambios suelen aumentar la presión arterial. Tener sobrepeso u obesidad también aumenta el riesgo de presentar una enfermedad cardíaca y los factores de riesgo correspondientes, como el colesterol alto.

Falta de ejercicio:

La falta de ejercicio puede conducir a un aumento de peso, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de desarrollar presión arterial alta. Además, aquellos que no realizan actividad física tienden a tener una frecuencia cardíaca más elevada.

Fumar o vapear:

El consumo de tabaco, ya sea mediante fumar, mascar o vapear, provoca un aumento inmediato de la presión arterial durante un corto período de tiempo. Además, el hábito de fumar tabaco causa daño a las paredes de los vasos sanguíneos y acelera el proceso de endurecimiento de las arterias.

Demasiada sal:

El exceso de sal (también denominada sodio) en el cuerpo puede provocar la retención de líquidos. Esto aumenta la presión arterial.

Niveles bajos de potasio:

El potasio ayuda a equilibrar la cantidad de sal en las células del cuerpo. Un equilibrio correcto de potasio es importante para una buena salud cardíaca. Los niveles bajos de potasio pueden deberse a una falta de potasio en la dieta o a determinadas enfermedades, incluida la deshidratación.

Consumo excesivo de alcohol:

Se ha asociado el consumo de alcohol con la presión arterial elevada, especialmente en hombres.

Estrés:

Los niveles altos de estrés pueden llevar a un aumento temporal de la presión arterial. Los hábitos relacionados con el estrés, como comer en exceso, consumir tabaco o beber alcohol, pueden aumentar aún más la presión arterial.

Ciertas afecciones crónicas:

La enfermedad renal, la diabetes y la apnea del sueño son algunas de las enfermedades que pueden llevar a la presión arterial alta.

Embarazo:

A veces, el embarazo puede causar presión arterial alta, lo que se conoce como preclampsia.

¿Cómo se diagnostica?

La hipertensión, o presión arterial alta, requiere un diagnóstico adecuado por parte de un médico mediante un examen médico completo que incluye varios pasos. En primer lugar, el médico recopilará información sobre los antecedentes familiares de hipertensión y enfermedades cardiovasculares, ya que esto puede afectar el riesgo de desarrollar la afección.

Luego, el médico medirá la presión arterial utilizando un esfigmomanómetro, que implica colocar un brazalete alrededor del brazo y tomar varias lecturas de la presión arterial. Además, se realizará un examen ocular mediante un oftalmoscopio para evaluar los vasos sanguíneos en la parte posterior del ojo, lo que puede revelar indicios de presión arterial alta y problemas asociados.

El médico también realizará la auscultación del corazón y las arterias con un estetoscopio para escuchar los sonidos cardíacos y el flujo sanguíneo, lo que proporciona información adicional sobre la función cardiovascular.

Además, se pueden solicitar estudios de rutina como análisis de sangre y orina para evaluar la función renal y buscar factores adicionales que puedan contribuir a la hipertensión.

En algunos casos, se pueden requerir estudios adicionales como una radiografía de tórax o un electrocardiograma (ECG) para evaluar la salud general del corazón y detectar posibles complicaciones asociadas con la hipertensión.

Una vez que se hayan realizado todos estos exámenes, el médico podrá determinar si el paciente tiene hipertensión y qué tipo de tratamiento o medidas preventivas son necesarias para controlarla y reducir el riesgo de complicaciones. Es fundamental seguir las indicaciones del médico y mantener un estilo de vida saludable para un adecuado manejo de la hipertensión.

Fuentes: Mayo Clinic, Texas Hearth Institute

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