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El consumo elevado de azúcares se asocia con diversas patologías como sobrepeso, obesidad, alteraciones hepáticas, etc.

¿Cuánta azúcar se puede comer al día?

En el mundo moderno, donde los hábitos alimenticios han evolucionado rápidamente, el azúcar se ha convertido en un componente omnipresente en nuestra dieta diaria. Desde el tentador dulzor de los postres hasta los productos procesados que llenan los estantes de los supermercados, el azúcar parece estar en todas partes. Sin embargo, detrás de su sabor adictivamente placentero, se oculta una realidad preocupante: los crecientes estudios científicos sugieren que el consumo excesivo de azúcar está intrínsecamente vinculado a una serie de riesgos para la salud humana.

La preocupación se ha intensificado a medida que los alimentos excesivamente dulces han inundado prácticamente todos los rincones de nuestra vida cotidiana. Lo que agrava aún más la situación es la alarmante prevalencia del azúcar, añadido a una amplia gama de productos alimenticios. Investigaciones exhaustivas han revelado que el azúcar desencadena un aumento de los opiáceos en el cerebro, generando una sensación de placer comparable a la provocada por ciertas sustancias narcóticas en una medida sorprendente.

Las bebidas son la principal fuente de azúcares añadidos (el 47 % de todos los azúcares añadidos):

  • gaseosas: 25 %
  • bebidas de frutas: 11 %
  • bebidas energéticas o deportivas: 3 %
  • café/té: 7%

Y, como podrás adivinar, los aperitivos y los dulces son el siguiente aportante de azúcares añadidos, con un 31%.

Impacto del azúcar en la salud

El impacto negativo del azúcar en la salud se manifiesta a través de diversas relaciones con enfermedades cardiovasculares. Una de estas conexiones se encuentra en la arteriosclerosis, donde el azúcar desencadena una disminución de la elasticidad en el endotelio vascular. Este proceso conduce al endurecimiento de las paredes arteriales, creando un ambiente propicio para la hipertensión arterial.

Un efecto adverso adicional es la resistencia a la insulina. La insulina regula el transporte de glucosa desde la sangre hacia las células musculares y la resistencia a la insulina deteriora este proceso, disminuyendo la eficiencia de la hormona y resultando en la manifestación de la diabetes no insulino-dependiente (diabetes tipo 2). En consonancia, el exceso de azúcar en la sangre provoca un aumento inicial en la producción de insulina por parte del páncreas, lo que genera una condición conocida como hiperinsulinemia. Este estado también contribuye a la pérdida de la función endotelial.

El azúcar perjudicial se encuentra descontroladamente presente en numerosos alimentos de nuestra actualidad. La ciencia advierte enfáticamente sobre el consumo excesivo de azúcar, ya que puede fomentar el desarrollo de enfermedades que afectan a la sociedad contemporánea, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, el síndrome metabólico e incluso el cáncer. Esta alarmante realidad insta a una reconsideración de nuestros hábitos alimenticios y una mayor conciencia sobre los peligros asociados con el consumo desmedido de azúcar.

Recomendación de azúcar de la American Heart Association

Para mantener la perspectiva, es útil recordar las recomendaciones de la American Heart Association sobre la ingesta de azúcar.

  • Los hombres no deben consumir más de 9 cucharaditas (36 gramos o 150 calorías) de azúcares añadidos al día.
  • En el caso de las mujeres, el número es inferior: 6 cucharaditas (25 gramos o 100 calorías) al día. Tenga en cuenta que una lata de refresco de 30 cl (12 oz) contiene 8 cucharaditas (32 gramos) de azúcares añadidos.  La ración diaria se va en un solo trago.

Asimismo, la OMS declara que tanto para los adultos como para los niños, el consumo de azúcares libres se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total y que una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud.

Esto significa que si ingerimos diariamente unas 2000 Kcal, la ingesta de azúcares libres debería ser como máximo de 50 gramos al día.

¿Qué podemos hacer para reducir el consumo de azúcar?

Es importante destacar que reducir el consumo de azúcar no implica necesariamente eliminar por completo el azúcar de tu vida. El objetivo es encontrar un equilibrio saludable y consciente en tu dieta. Eliminar completamente el azúcar de la dieta puede ser difícil de mantener a largo plazo y puede llevar a sentimientos de privación. Sin embargo, hay medidas que sí puedes tomar desde ya:

Lee las etiquetas de los alimentos

Examina detenidamente las etiquetas de los productos que compras. Busca no solo la cantidad total de azúcar, sino también los diferentes nombres que puede tener el azúcar añadido, como jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa, dextrosa, entre otros.

Elige opciones naturales

Opta por alimentos naturales y frescos en lugar de productos procesados que a menudo contienen altas cantidades de azúcar. Consumir frutas frescas en lugar de jugos procesados o snacks azucarados puede ser una excelente alternativa.

Cocina en casa

Preparar tus propias comidas te permite tener un mayor control sobre los ingredientes que usas. Puedes reducir o eliminar el azúcar en las recetas y explorar alternativas más saludables para endulzar, como la miel, el sirope de arce o los edulcorantes naturales.

Limita las bebidas azucaradas

Las gaseosas, las bebidas energéticas y los jugos procesados suelen contener cantidades excesivas de azúcar. Opta por agua, infusiones sin azúcar, agua con gas y bebidas naturalmente bajas en azúcar.

Lee el menú con atención

Cuando comas fuera de casa, elige platos que no estén cargados de salsas dulces, aderezos azucarados o ingredientes procesados ricos en azúcar.

Reduce gradualmente

Si estás acostumbrado a consumir mucho azúcar, intenta reducir gradualmente su ingesta en lugar de hacer cambios drásticos de la noche a la mañana. Esto te permitirá adaptarte mejor a los sabores y reducir los antojos.

Consume carbohidratos complejos

Opta por carbohidratos complejos como granos enteros, legumbres y verduras en lugar de carbohidratos refinados que pueden desencadenar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre.

Recuerda, no es necesario renunciar por completo al placer del sabor dulce, pero sí es fundamental reconocer cuándo y cómo disfrutarlo de manera responsable. Al ser conscientes de las fuentes ocultas de azúcar, leer etiquetas con discernimiento y elegir opciones más saludables, estamos empoderándonos para tomar decisiones que respalden nuestra salud a largo plazo.

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